Trastorno generalizado del desarrollo

PDD

Trastorno generalizado del desarrollo

El trastorno generalizado del desarrollo (conocido como trastorno generalizado del desarrollo no especificado [TGD-NOS]), ahora reconocido como trastorno del espectro autista (TEA), implica retrasos en el desarrollo de las habilidades sociales y de comunicación. Los síntomas pueden observarse ya en la infancia, pero suelen aparecer a los 3 años de edad.

Los síntomas pueden incluir:
  • Problemas de uso y comprensión del lenguaje
  • Dificultad para relacionarse con personas, objetos y acontecimientos.
  • Diferentes modos de jugar con juguetes y otros objetos
  • Dificultad con los cambios de rutina o de entorno
  • Movimientos corporales o patrones de comportamiento repetitivos

Los niños con PDD tienen distintas capacidades. Algunos pueden no hablar en absoluto, mientras que otros pueden tener un habla limitada. Algunos pueden tener habilidades lingüísticas medias. El juego repetitivo y las habilidades sociales limitadas suelen estar presentes. Muchos niños con PDD tienen reacciones extremas a estímulos sensoriales como el ruido y la luz.

Actualmente no se conoce cura para los Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD). Las opciones de tratamiento pueden incluir medicación para tratar problemas de comportamiento específicos y terapia adaptada a las necesidades individuales. Algunos niños con TGD pueden beneficiarse de las aulas especializadas, mientras que otros pueden prosperar en la educación especial estándar o en clases regulares con apoyo adicional.

El TGD era uno de los varios subtipos de autismo anteriormente separados que se agruparon en el diagnóstico único de trastorno del espectro autista (TEA) con la publicación del manual de diagnóstico DSM-5 en 2013.

¿Cómo reconocer la PDD?

El Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD) se identifica por retrasos en las habilidades sociales y de comunicación, que pueden ser observados por los padres ya en la infancia. Estos comportamientos pueden incluir retrasos en el desarrollo del lenguaje, dificultades en las interacciones sociales, movimientos repetitivos y dificultad para adaptarse a los cambios de rutina.

¿Cómo debe tratarse el Trastorno Generalizado del Desarrollo?

El diagnóstico y la intervención tempranos pueden mejorar significativamente los resultados, como el éxito en las aulas ordinarias y la independencia en la edad adulta. La terapia conductual puede seguir siendo eficaz aunque se inicie más tarde.

Las personas con PDD presentan una serie de puntos fuertes y retos, que requieren tratamientos e intervenciones personalizados basados en una evaluación exhaustiva por parte de un especialista cualificado. La evaluación debe tener en cuenta factores como el historial conductual, los síntomas actuales, la capacidad de comunicación, las habilidades sociales y el funcionamiento neuropsicológico.

Se recomienda a los padres de niños diagnosticados de PDD que consideren un Programa de Intervención Temprana (EIP) para niños pequeños y un Programa de Educación Individual (IEP) para niños en edad escolar.

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